Situación:
Latitud 48º 25' N
Longitud: 5º 08' W
Longitud: 5º 08' W
Alcance: 22 millas.
Altura de la torre 47 m.
El 9 de enero de 1904 Charles-Eugène Patron redactó, tras sobrevivir a un naufragio, un testamento en el que dejaba 400.000 francos para la construcción de un faro. Sólo establecía dos condiciones. Una estaba claramente escrita "este faro debería alzarse sobre una roca en uno de los parajes más peligrosos del litoral atlántico, como es el de la isla de Quessant". La otra condición era que la construcción debía completarse antes de siete años, en caso contrario se perdería la donación. Patron murió en marzo del mismo año. Las autoridades de París eran reacias a edificar otro faro en aquella zona, dado que, a su juicio, la torre de Creac'h ya cubría aquella costa y el de Ar-Men acababa de finalizarse. El único tramo sin cobertura era el canal de Fromveur, que conduce directamente a Brest. La elección recayó en el escollo de La Jument, donde años antes, en febrero de 1855, se había registrado un trágico naufragio.
Foto: Jean Guichard |
La Jument es un islote al suroeste de la isla de Quessant, un área de difícil acceso, fuertes corrientes y violentas marejadas. Son comunes entre los navegantes los proverbios que destacan la peligrosidad de la zona.
Los trabajos comenzaron en 1904 y pronto demostraron ser difíciles. Durante el primer año, los operarios sólo pudieron acercarse al escollo diecisiete veces, totalizando 52 horas de trabajo, debido a las condiciones desfavorables. Al año siguiente la mar fue todavía más inclemente y los hombres debieron trabajar prácticamente en el agua amenazados por las olas, pero la construcción continuó y el faro de granito, de 47 metros de altura, fue finalmente inaugurado el 5 de octubre de 1911.
Sin embargo, como los fondos se estaban agotando y había habido prisa por acabar la obra, los ingenieros no se habían dado cuenta de que bajo la roca había una cavidad, y que el islote no era suficientemente alto para escapar a las peligrosas olas que una barrera de escollos próxima lanzaba contra la base del faro.
Durante el primer gran temporal, los cinco fareros ya se dieron cuenta de que el faro no era estable y de que las olas que llegaban del suroeste se introducían en la cavidad bajo la roca y hacían temblar peligrosamente toda la construcción: los vidrios de la linterna se quebraron, el agua entró por las ventanas y el mercurio del depósito sobre el que floraban las lentes se desbordó, intoxicando a algunos hombres. Este infierno duró cinco días y cinco noches, hasta que un barco de socorro, consiguió llegar al faro y trasladar a tierra a los fareros.
Foto: Jean Guichard |
En el transcurso de la posterior inspección, los ingenieros percibieron que el faro no estaba bien anclado a la roca y que se mantenía en pie sólo gracias a su peso. La situación era tan grave que en 1918 la Marina ordenó la evacuación y se llegó a plantear retirarlo del servicio.
Sin embargo prevaleció la opinión de realizar posteriores trabajos de consolidación que comenzaron inmediatamente, llevados a cabo en diferentes fases que duraron hasta 1940. Se rellenó la cueva bajo el faro y posteriormente se reforzó la base con un forro de cemento armado. También en este caso la construcción procedió lentamente y con grandes dificultades, entre los embates de las olas.
El último trabajo, el más difícil, fue el anclaje de la torre a la roca con cables de acero tensados, que aportaban una tracción de 2500 toneladas.
Foto: Jean Guichard |
Charles-Eugène Patrón nunca habría imaginado a cuánto ascenderían los costes del faro que quiso legar en su testamento.
Un vez acabadas las obras, los fareros regresaron a La Jument pero el faro continuaba temblando, los vidrios de la linterna se rompían y se abrían grietas en las paredes, aunque nadie parecía darle importancia.
En 1989, un temporal más temible que los otros permitió ver el faro vacilante y cubierto por los golpes de mar, pero a pesar de todo la torre resistió.
La Jument, el más expuesto y peligroso de los faros franceses, parece surgir de la mar, con su torre hexagonal que se eleva sobre una base de piedra. Sobre la terraza se encuentra la característica linterna pintada de rojo. Desde julio de 1991 el faro es automático y se controla desde la isla de Quessant, pero sus tres destellos blancos continúan iluminando, cada 15 segundos, aquel peligroso enclave.
Localización
Fuente consultada: FAROS del Mundo. Autora: Annamaría "Lilla" Mariotti. Ediciones Librería Universiaria de Barcelona. 2007